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parlamentaria había pasado por las elecciones para los consejos de prefectura en 1879 y por las municipales
de 1880, con victoria, en ambos casos, de las fuerzas opositoras ya agrupadas o a punto de agruparse en los
partidos liberal y progresista.
Librodot Viaje al Japón Rudyard Kypling
-De verdad, realmente, esta Constitución nuestra no ha llegado demasiado pronto.
Avanzó paso a paso. ¿Entiende? Su constitución, las constituciones de las naciones
extranjeras, son todas sangrientas... constituciones sangrientas. La nuestra ha venido paso
a paso. Nosotros no luchamos como lucharon los barones contra el rey Juan en
Runnymede. 98
Aquello era una cita de un discurso pronunciado en Otzu, pocos días antes, por un
miembro del gobierno. Me hizo sonreír la hermandad de los periodistas del mundo
entero. Su manecita volvió a alzarse.
-Seremos felices con esta Constitución, seremos un pueblo civilizado entre las
civilizaciones.
-Naturalmente. Pero, ¿qué harán con ella, en realidad? Una Constitución es una cosa
más bien monótona cuando ha terminado la diversión de mandar miembros al
parlamento. Ustedes tienen parlamento, ¿no es cierto?
-Oh, sí, con partidos... liberal y radical.
-Entonces, ambos les contarán mentiras y se las contarán el uno al otro. Luego
aprobarán leyes y se pasarán todo el tiempo peleando el uno contra el otro. Luego todos
los gobiernos extranjeros descubrirán que no tienen ustedes ninguna política fija.
-Ah, sí. Pero la Constitución.
Sus manecitas se entrelazaban sobre sus rodillas. El cigarrillo le colgaba
descuidadamente de la boca. -Ninguna política fija. Y cuando hayan asqueado lo
suficiente a las potencias extranjeras, esas potencias esperarán a que los liberales y los
radicales luchen duramente, y entonces les harán saltar en pedazos.
-¿Lo dice usted en broma? No acabo de entender -dijo-. Sus constituciones son todas
tan sangrientas...
-Sí, así es exactamente como son. Ustedes se toman la suya muy en serio, ¿verdad?
-Oh, sí, ahora todos hablamos de política.
-Y escriben de política, naturalmente. A propósito, ¿bajo qué... ejem... disposiciones del
gobierno se publica un periódico japonés? Quiero decir, ¿han de pagar algo para poder
poner en marcha una imprenta?
-Los periódicos literarios, científicos y religiosos... no. Del todo libres. Todos los
periódicos puramente políticos pagan quinientos yens... los dan al gobierno para que él
los guarde, o si no alguien dice que pagará.
-¿Quiere decir que deben dar garantías?
-No sé, pero a veces el gobierno puede quedarse el dinero. Somos puramente políticos.
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Bajó la presión armada de los barones rebeldes, el rey Juan («Sin Tierra») de Inglaterra firmó en
Runnymede, el 15 de junio de 1215, la Carta Magna, base del sistema constitucional inglés por cuanto que
el poder regio quedaba sujeto a controles desde abajo; esa concesión o claudicación del rey no evitó los
choques armados de la Primera Guerra de los Barones (1215-1217). En cambio, salvo por resistencias
puntuales, la nobleza japonesa, a partir de 1868, no sólo no luchó contra la revolución que acabó con sus
privilegios feudales, sino que en buena medida la encabezó.
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Luego me hizo preguntas sobre la India, y pareció atónito cuando supo que allí los
nativos poseían un considerable poder político y controlaban distritos enteros. 99
-Pero, ¿tienen constitución, en la India?
-Me temo que no.
-Ah.
Ahí me había atrapado, y me marché muy humildemente, aunque alentado por la
promesa de que el Tokyo Public Opinion publicaría una relación de mis palabras.
Misericordiosamente, ese respetable periódico se imprime en japonés, de modo que mi
ensalada de ideas no será servida en una mesa demasiado grande. No sé lo que daría por
averiguar qué significado atribuía el hombre a mis vaticinios sobre el gobierno
constitucional en el Japón.
«Ahora todos hablamos de política.» Ésa fue la frase que me quedó grabada. Era la pura
verdad. En el Departamento de Educación de Tokyo me contaron que los estudiantes
«hablaban de política» durante horas y horas si uno se lo permitía. Por el momento
hablaban en abstracto de su nuevo juguete, la Constitución, con su cámara alta y su
cámara baja, sus comités, sus cuestiones financieras, sus normas de procedimiento y
todas las demás tonterías con que nosotros hemos jugado durante seiscientos años.
El Japón es el segundo país oriental que ha hecho imposible que un hombre fuerte
pueda gobernar solo. Ha hecho esto por su libre voluntad. La India, por su parte, ha sido
secuestrada brutalmente por el Secretario de Estado y los miembros del parlamento
inglés.
El Japón tiene más suerte que la India.
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Muestra la similitud entre el babu 100 y el japonés. Contiene el grito indignado de un
incrédulo. La explicación de Mr Smith sobre California y otras partes. Me lleva a bordo
de un barco después de una adecuada advertencia a quienes sigan mis pasos.
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